Cuando una persona fallece, sus bienes, derechos y obligaciones no desaparecen; pasan a ser parte de lo que se conoce como herencia, que luego será repartida entre sus herederos. Este proceso, aunque puede parecer sencillo en teoría, puede volverse complicado debido a la legislación aplicable y las circunstancias personales de los herederos. A continuación, te contamos todos los detalles sobre cómo se reparte una herencia, desde los aspectos legales hasta las posibles complicaciones que pueden surgir.

1. Testamento o sucesión intestada

El primer paso fundamental es saber si el fallecido dejó o no un testamento. El testamento es el documento en el que una persona expresa cómo desea que se distribuyan sus bienes después de su muerte.

  • Si hay testamento: Se debe respetar la voluntad del fallecido, siempre y cuando no contradiga las disposiciones legales, como el derecho de los herederos forzosos (por ejemplo, hijos o cónyuge).
  • Si no hay testamento (sucesión intestada): En este caso, la herencia se repartirá de acuerdo a lo que estipula la ley. Generalmente, la ley establece un orden jerárquico de herederos: primero los descendientes (hijos), luego el cónyuge, y, en ausencia de ellos, los ascendientes (padres), hermanos o familiares más lejanos.

2. Identificación de los herederos

Una vez establecido si existe o no testamento, el siguiente paso es identificar a los herederos. Los herederos pueden ser de dos tipos:

  • Herederos forzosos: Son aquellos que la ley protege, independientemente de la voluntad del fallecido. Generalmente, son los hijos, el cónyuge, y en algunos casos, los padres del fallecido.
  • Legatarios: Son aquellas personas o entidades a quienes el testador decide dejar un bien específico, pero que no tienen derecho a una parte proporcional de la herencia.

En el caso de la sucesión intestada, la ley establece el orden en que se debe proceder para designar a los herederos según el parentesco con el fallecido.

3. Inventario y valoración de los bienes

Antes de repartir los bienes, es necesario realizar un inventario de todo lo que conforma el patrimonio del fallecido. Este proceso puede ser muy sencillo o complejo dependiendo de la cantidad y naturaleza de los bienes que dejó. El inventario puede incluir:

  • Propiedades (inmuebles, terrenos, etc.).
  • Vehículos.
  • Dinero en cuentas bancarias.
  • Acciones o inversiones.
  • Derechos (como el usufructo).
  • Deudas o responsabilidades financieras.

El valor de los bienes también debe ser determinado, ya que esto afectará directamente cómo se repartirá la herencia y las posibles obligaciones fiscales (impuestos a la herencia) que los herederos deban cumplir.

4. Distribución de la herencia

Una vez que se ha realizado el inventario y se conocen tanto los bienes como los herederos, se procede a la distribución de la herencia. Dependiendo del testamento o la ley aplicable, la distribución sigue uno de estos caminos:

Si hay testamento:

  • Cumplimiento de la voluntad del testador: El testamento debe ejecutarse tal y como lo estipuló el fallecido. Esto puede incluir dejar bienes específicos a ciertas personas o asignar una parte proporcional de su patrimonio a sus herederos.
  • Herederos forzosos: Incluso en presencia de un testamento, los herederos forzosos tienen derecho a recibir una parte mínima de la herencia. De esta manera, los hijos tienen derecho a una porción que no puede ser negada por el testador, denominada «legítima».

Si no hay testamento:

  • Repartición según la ley: En la sucesión intestada, los bienes se reparten según un orden de prelación que define la legislación. Por ejemplo, si el fallecido tenía hijos y cónyuge, la herencia podría dividirse en partes iguales entre ellos, o bien, el cónyuge podría recibir una parte especial del patrimonio.
  • Bienes indivisibles: A veces, los bienes no pueden dividirse materialmente (por ejemplo, una casa o un coche). En estos casos, los herederos pueden optar por vender el bien y dividir el dinero, o uno de los herederos puede comprar la parte de los demás.

5. Impuestos y gastos derivados de la herencia

Recibir una herencia no está exento de costes. Existen impuestos ligados a la herencia que varían según el valor del patrimonio heredado y el parentesco con el fallecido.

  • Impuesto sobre sucesiones: Los herederos deben pagar un impuesto sobre la porción que reciben. Este porcentaje varía dependiendo de la legislación, la cantidad heredada y el grado de parentesco con el fallecido. Por lo general, los descendientes directos (hijos y cónyuge) pagan una tasa menor que otros familiares o personas no relacionadas.
  • Gastos notariales y legales: Además, pueden existir gastos relacionados con la gestión de la herencia, como honorarios notariales o de abogados. Estos pueden incluir los costes de trámites administrativos, inscripción de bienes en el registro, entre otros.

6. Aceptación o renuncia de la herencia

Un aspecto importante a tener en cuenta es que la herencia puede ser aceptada o renunciada. Si los herederos aceptan la herencia, se convierten en propietarios de los bienes, pero también asumen las deudas o responsabilidades que el fallecido haya dejado.

  • Aceptación pura y simple: El heredero acepta la totalidad de la herencia, tanto los bienes como las deudas, con todo lo que ello implica.
  • Aceptación a beneficio de inventario: El heredero acepta la herencia pero solo hasta el límite de los bienes que recibe. Esto le protege de tener que responder con su patrimonio personal ante posibles deudas.
  • Renuncia: Si un heredero decide que no quiere aceptar la herencia, ya sea por deudas o por cualquier otro motivo, puede renunciar a ella. En ese caso, su parte se redistribuirá entre los otros herederos o irá al Estado si no hay otros beneficiarios.

7. Conflictos entre herederos

A veces, la repartición de una herencia puede causar conflictos entre los herederos, especialmente cuando no existe un testamento claro o cuando se disputan bienes específicos. Estos conflictos pueden llevar a la necesidad de mediación o incluso litigios legales.

  • Negociación: Los herederos pueden llegar a acuerdos amistosos para evitar largos procesos judiciales.
  • Litigios: Si no es posible un acuerdo, se puede recurrir a los tribunales, lo cual puede alargar considerablemente el proceso de reparto de la herencia.

 

Repartir una herencia es un proceso que involucra tanto aspectos emocionales como legales. Comprender los pasos, desde la existencia del testamento hasta la liquidación de impuestos, es fundamental para evitar problemas y garantizar que el patrimonio del fallecido se distribuya de manera justa. Por eso, es importante estar bien asesorado, sobre todo cuando surgen desacuerdos entre herederos o hay bienes complejos involucrados.

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